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viernes, 15 de mayo de 2020

Hoy me puse a pensar como sería el mundo al revés

Hoy me puse a pensar como sería el mundo al revés,
nuestras manos estarían calzadas
y nuestros pies nos alimentarían.

Hoy me puse a pensar como sería el mundo al revés,
la sonrisa se convertiría en enfado,
y la tristeza en alegría.

Hoy me puse a pensar como sería el mundo al revés,
nuestra soledad llenaría nuestro corazón,
y nuestra alegría nos deprimiría.

Hoy me puse a pensar como sería el mundo al revés,
los coches nos conducirían,
y los animales nos comerían. 

Hoy me puse a pensar como sería el mundo al revés,
los mandalas nos pintarían,
las agujas nos coserían.

Hoy me puse a pensar como sería el mundo al revés,
los lápices pintarían con nosotros,
los libros nos leerían.

Hoy me puse a pensar como sería el mundo al revés...

(y aquí lo dejamos para que cada uno lo pueda continuar... ah! y tiene que rimar)

miércoles, 13 de mayo de 2020

Si sale solo es... si no sale solo no es

Llegué a esta conclusión hace unos años después de observar cómo queriendo participar en un proyecto que me hacía mucha ilusión, me daba cuenta que pese a mi intención de participar e implicarme no dejaban de aparecer inesperados asuntos en los que debía poner mi atención, impidiéndome poder dedicarme a ese proyecto. Produciéndome una sensación de carga, como si llevara una mochila a cuestas muy pesada y que hacía que me sintiera muy cansada.

Observando todo esto, llegué a la conclusión del título de esta entrada: lo que sale solo es, lo que no sale solo no es. Porque recordé que cuando otras veces había querido hacer una actividad u otra cosa si había salido, sin esfuerzo y salió casi solo. Encontré el tiempo y me vinieron las ideas.

¿Por qué con este último me sentía como si fuera una carga? Pese a que me ilusionaba. Creí entonces que quizás estaba recibiendo señales divinas que me indicaban que no era la persona para estar ahí. Ya había otras personas que hacían una gran labor en ese momento, y yo me quería sumar pero o llegaba tarde, o no podía aportar porque no tenía tiempo para dedicarle. Pensé que quizás fuera el momento de dar un paso atrás, de dejar hacer, de dejar fluir. Y puede ser que entonces pudiese ver con claridad si jugaba un papel o no en él. Pero finalmente no lo hice, me mantuve en segundo plano. Concluí que tal y como me habían enseñado "si quieres algo cuesta" y ese ha sido mi lema durante mucho tiempo. Pero ahora me doy cuenta que pese a que te esfuerces para que algo salga bien, tu tienes que estar bien y si no estás bien, lo que aportes no beneficiará al conjunto.

Y creo que ahí está la clave de todo: me sentía que no llegaba porque los ritmos no los marcaba yo, me los marcaban otros. Me obligaba, me decía a mi misma que "tenía que" de algo que no había decidido yo. En definitiva, no estaba en sintonía con mi ser, y por eso me sentía con esa carga.

Aún así continué con el proyecto, y las otras personas con el tiempo se fueron. El proyecto ahora parece que se ha difuminado. Brotó, creció, parecía que estaba en su madurez, pero en este momento no tengo claro si podrá continuar o no. 

Lo que si tengo claro, es que para que algo salga, primero has de estar tu con todo tu ser.